Un anciano turco cree haber encontrado el remedio para sus problemas de soledad: convence a Yeter (Nursel Köse), una prostituta turca que trabaja en un barrio de Bremen, de que viva con él, con la promesa de que obtendrá el mismo dinero que en sus afanes carnales. Lo único que tendrá que hacer será acostarse con el viejo con sensata regularidad, y claro, a veces preparar algún platillo u ocuparse de otro menester. A Nejat (Baki Davrak), hijo del viejo, no le queda otra que aceptar la decisión de su padre. Sin embargo, termina por comprender que Yeter, más allá de ser sólo una prostituta, es también una madre que ayuda a que su hija, que vive en Estambul, para que prospere mediante el estudio. En cierta ocasión en que el viejo quiere que siga siendo la prostituta que contrató, decide forzarla a tener sexo con él. Ella se rehúsa y entonces se desata una pelea en la que el viejo la mata accidentalmente. Es encarcelado y más tarde deportado a Turquía, sin la esperanza de volver a ver a su hijo, quien lo considera un asesino. Es así que Nejat decide instalarse en Estambul para buscar a la hija de Yeter, en un intento de expiar los pecados de su padre; y de paso quizá para regresar a sus propias raíces.
Mientras tanto, la hija de Yeter, Ayten (Nurgül Yesilçay), es una activista política que se ve enredada en acontecimientos que la llevan a huir a Alemania, en donde busca asilo político. Allí conoce a Charlotte (Patrycia Ziolkowska), una chica alemana de quien se enamora, y que le ayudará a permanecer un año hasta que sostienen un desafortunado encuentro con la policía, lo que las obliga a separarse. Ayten es deportada a una prisión en Estambul, en la que tiene la amarga posibilidad de permancer los próximos quince años, a menos que haga uso del arrepentimiento, lo que la podría dejar libre. Charlotte no soporta la idea de estar separada de su amiga y amante, y decide mudarse a Estambul para ayudarla. Sin embargo, un nuevo accidente ocurre, y Charlotte muere a manos de un niño. Cuando la madre de Charlotte llega por el cuerpo de su hija, traba relación con Nejat, y cuando éste es testigo del sufrimiento ajeno, comprende que aún tiene posibilidades de perdón y redención. Así que decide buscar a su padre, quien después de la deportación se ha refugiado en su pueblo natal y justo en ese momento, con el bucólico fin de pescar, se ha ido mar adentro en unas aguas intranquilas...
Con A la orilla del cielo (Auf der anderen Seite, 2007), Fatih Akin ofrece la segunda parte de su trilogía "Amor, Muerte y Diablo", ubicada en escenarios de Alemania y Turquía, países entrelazados desde hace algunas décadas por el tema de la migración. En este film parece querer mostrar que el perdón y la esperanza están al alcance de la voluntad, siempre y cuando se esté aún a tiempo. Y es que las casualidades están por todas partes, las benignas y las fatales, y entonces ese algo o alguien que se busca podría estar al alcance de la mano sin que uno lo advierta, pero también la muerte acecha en cada rincón y uno podría topársela de frente en el momento menos pensado.
