viernes, 19 de noviembre de 2010

Uncle Boonmee recuerda sus vidas pasadas, de Apichatpong Weerasethakul


Boonmee (Thanapat Saisaymar) es un antiguo militar del ejército tailandés que al parecer asesinó a varios simpatizantes comunistas de Nabua, y que tiene la convicción de que gracias a ello ha acumulado un karma que paga a través de la enfermedad renal que padece. Sin embargo la edad ha hecho de él hombre que vive con suma tranquilidad en su granja situada al noroeste de Tailandia, sin los previsibles dramatismos políticos que se podrían incubar en semejante pasado. Incluso aparenta estar un tanto resignado a ese destino que lo llevará directamente hacia la tumba. Sin embargo, días antes de la hora final se encontrará con una extraña congregación de personajes que lo acompañarán en su despedida: su cuñada, el fantasma de su esposa muerta, y su propio hijo, quien regresa con la apariencia de un hombre mono cuyos ojos rojos brillan nítidamente en plena oscuridad. Además, está la selva, en la que diversas criaturas parecen atraídas por la inminencia de su muerte. Así, de la mano del fantasma de su esposa, Boonmee emprenderá un viaje hacia las entrañas de la selva para encontrarse con su propia muerte, no sin antes recordar algunos momentos claves que tuviera en vidas pasadas.

No resulta fácil hablar de una narrativa “coherente”, según lo que nos tiene acostumbrados la mirada occidental, en esta película ganadora de la Palma de Oro en el festival de Cannes de 2010, del realizador tailandés Apichatpong Weerasethakul. El filme sigue una sutil línea salpicada de pequeños guiños humorísticos que hacen olvidar con facilidad el drama y la anécdota del tema principal, sin embargo, la belleza de algunas tomas, en particular la escena de “amor” entre una princesa fea y un pez gato (una de las más claras rememoraciones de las vidas pasadas de Boonmee) con una soberbia cascada de fondo, o aquella en la que los personajes vislumbran las paredes de una cueva tachonadas de brillos de piedras preciosas, hacen que esta experiencia cinematográfica valga la pena tan sólo por su aspecto visual.