sábado, 4 de julio de 2009

La última tentación de Cristo (The last temptation of Christ)

Una historia desconcertante de Martin Scorsese, basada, más que en los textos bíblicos, en la novela de culto de 1951 de Nikos Kazantzakis, en la que se plantea una disyuntiva a partir de una de las preguntas que más ha intrigado a la humanidad en los últimos dos mil años: cuando Jesús, poco antes de sucumbir a la muerte en plena crucifixión, pregunta: "Padre, ¿por qué me has abandonado?" Es entonces que se desencadena una de las alucinaciones más fulgurantes que haya conocido esta historia, porque de pronto aparece una niña que dice ser el ángel guardián de Jesús venido expresamente para salvarlo de la muerte, ya que ha sufrido demasiado y además, inútilmente, porque le asegura que él no es el Mesías. Así, ayuda a Cristo a bajar de la cruz sin que nadie de los presentes parezca notar nada, ya que siguen embebidos en el martirio de los crucificados, con todo el bullicio que solían provocar tales acontecimientos.
Una vez alejados del Gólgota, el ángel lo insta a que continúe con la vida de un hombre normal, a que se case con María Magdalena y que tenga hijos como cualquier hombre de bien. Jesús acepta, no sin alguna reticencia inicial, y se entrega al himeneo con ella, algo que había deseado inconfesablemente desde que la conociera. Cuando María Magdalena queda embarazada, de pronto la alcanza la muerte, para desesperación de Jesús, que no considera justo el acontecimiento. Sin embargo el ángel sigue instándolo a buscar otra esposa, bajo la consigna de que "sólo hay una mujer con diferentes rostros". Entonces Jesús se casa con Marta, con la que tiene descendencia, y también tiene ayuntamiento carnal con María, la hermana de aquélla, siempre siguiendo las indicaciones del ángel. Pasados algunos años, se encuentra con Pablo, quien ha comenzado a predicar acerca de los padecimientos y resurrección del Mesías crucificado, así como de su propia transformación milagrosa después de haber perseguido a los primeros creyentes del Cristo. Jesús lo escucha con visible malestar, lo llama mentiroso, le dice que él era ese falso Mesías y que ahora vive como un hombre cualquiera, y lo amenaza con decir la verdad a la gente si sigue esparciendo semejantes embustes. Sin embargo, Pablo arguye que no le importa quién sea él, y que el Jesús del que habla es mucho más importante, ya que es capaz de otorgar esperanza a la gente que sufre en todo momento, y es que el hecho de que haya resucitado con la promesa de salvar el mundo, hace que la vida sea más llevadera para todos los miserables; y ante tales palabras, Jesús sólo puede callar.
Años más tarde, mientras Jerusalén es saqueada y destruida por las legiones romanas comandadas por Tito, Jesús yace en su lecho de muerte. Sabedores de su agonía, comienzan a llegar algunos de sus antiguos discípulos, entre ellos Judas Iscariote, su más querido amigo, con quien había compartido todas sus dudas antes de proclamarse el Mesías y a cuyo lado había planeado todos los detalles de su entrega a las autoridades para que la Pasión se consumara, tal como se mencionaba en las escrituras. Judas ha estado decepcionado todos esos años. Le llama cobarde porque prefirió seguir una vida de hombre común y corriente, dándole la espalda al propio Dios, con lo cual la esperanza de la humanidad se había perdido y no habría otra oportunidad de salvación. Disminuido, Jesús le muestra al ángel que lo había salvado de la muerte y gracias al cual había podido gozar de su vida de hombre. Y cuando Judas lo mira, de inmediato lo desenmascara, porque el ángel resulta ser el propio Satanás, con quien Jesús ya se había encontrado en sus 40 noches de duda transcurridas en el desierto. Ahora que había logrado engañarlo, le advertía que debía morir como hombre, ya que él mismo había escogido esa vida. Presa de la desesperación, Jesús logra escapar de su lecho de muerte arrastrándose, y consigue llegar a una colina en la que implora con lágrimas en los ojos a Dios para que perdone su egoísmo, porque ahora sabe que quiere salvar a la humanidad, quiere ser crucificado. Es entonces que Jesús escapa de la alucinación y se da cuenta de que aún sigue en la cruz. Y así, invadido de alegría, dice con su último suspiro: "Todo se ha cumplido...".
La última tentación de Cristo es una muestra de que no todas las películas que se basan en una novela tienen que ser malas o menores, ya que en esta obra maestra está plasmada una visión totalmente de Scorsese (gracias también al guionista Paul Schrader), aún cuando se mantienen presentes los rasgos más importantes de la también obra maestra de Kazantzakis.