jueves, 16 de julio de 2009

Elephant

La inexplicable serie de asesinatos en preparatorias norteamericanas, ha sido motivo de incontables programas de televisión, notas periodísticas e incluso algunos documentales y películas. Entre estas últimas se encuentra Elephant (2003), aunque en realidad la película de Gus Van Sant es un ejemplo aparte. La vida diaria de los estudiantes de Columbine es retratada con un rítmo monótono, aunque visualmente prodigioso, en el que las imágenes sólo nos muestran vidas llenas de aberrantes frivolidades, sin pistas falsas o sorpresas que distraigan al espectador con posibles conjeturas. La trama, aunque bifurcada en varias minihistorias, todas ellas intrascendentes, va siempre hacia adelante, hacia la inesperada tragedia, como un bote atraído por las corrientes de una cascada. La irrupción de la brutal violencia al final del film, pese a ser tan conocida no deja de ser sobrecogedora. Una especie de "aparición de la realidad" con los colores más crudos: la facilidad para conseguir las armas por parte de unos adolescentes, con la imaginación demasiado invadida por la belicosidad que emana sin parar de su sociedad; la facilidad aún más pasmosa con la que se deciden a esa especie de venganza por ser quienes son, aunque no se diferencien en gran medida de todos los demás; y la fría mecanicidad con que perpetran los asesinatos, como en un videojuego, sin dar tiempo a preguntas, y mucho menos a respuestas de ningún tipo.